Como desarrollador, mi instinto siempre fue decir "sí, puedo hacerlo". Como aspirante a Product Owner, aprendí que el "no" correcto a tiempo puede salvar un producto.

No se trata de cerrar puertas, sino de priorizar con criterio. Cada "no" libera foco y recursos para construir lo que realmente aporta valor al usuario.

Esta idea la apliqué en entornos de eventos y ahora en tech: claridad en objetivos, comunicación transparente y métricas que guíen las decisiones.