Recuerdo cuando Git era solo un comando confuso que ejecutaba porque me lo pedían. Después de un curso intensivo de 5 horas, algo hizo click: Git no es solo control de versiones, es una forma de pensar el trabajo en equipo.
Cada commit es una decisión. Cada branch es un experimento. Y cada merge es una oportunidad de aprender de otros desarrolladores. Esa mentalidad de colaboración y mejora continua es exactamente lo que busco como futuro Product Owner.
Hoy, Git es también una herramienta de reflexión: un diario de la evolución de un producto, línea por línea.